Tus gritos aún hieren,
Y mi alma devastan,
Como puñales que se clavan,
En mi corazón y en mi mente.
No golpees más a mi ángel,
Me duele ver su mirada,
Y yo sin poder hacer nada, insisto en que la
vida es cruel,
Son falsas las caricias que ahora la dejan sin
fuerza.
Manchadas las paredes de sudor y sangre,
El horror me invade,
Me consume la frustración,
De luchar tanto y seguir siendo débil, sin
tomar acción.
Perdóname por no querer irme,
Pero si me quedo también sufres,
Se escucha tu alma quebrarse,
Yo sólo tratando de escabullirme.
Si alguna vez logras perdonarme,
Quiero que sepas que lo intenté, justo antes
del adiós,
Y que te amo demasiado, por si logras
escucharme,
No hay nada más qué hacer; mi madre murió.
Autor Original: Nior Nathán
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