A la una y cuarenta de la madrugada,
cuando el cielo es despejado por algunos espíritus,
divago ideas en conjunto a mi fe,
y dudo de mí, huyo de la luz.
A las dos en punto, tu ausencia extraña más el silencio,
y yo extraño más a tu alma,
busco formas para saber de ti,
pero sólo encuentro vacíos despavoridos.
A las tres y veinte, casi aturdido por alguna falta,
creo sentirme en constante lucha con Morfeo,
se debaten mis sueños y mis pesadillas,
consiguiendo sólo un desvanecimiento del cual reniego.
A las cuatro y diez, ya débil en mi guerra,
insisto en perseguir al asesino de mis buenos ratos,
tendiéndole una trampa y hacer de él lo que yo quiera,
hasta dejarlo ir, sin encerrarlo, sin lastimarlo.
Y las cinco y dos, con nada de fuerza,
mi compañía en la batalla... se aleja,
el insomnio me abandona para quitarle al alba su pereza,
decido rendirme, cayendo al más profundo sueño... olvidando cada promesa.
Autor Original : Nior Nathán
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